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Enciende tu sensualidad

Enciende tu sensualidad

Febrero: mes del amor y la amistad. Y con ello las parejas que después de un tiempo de caminar juntos en la vida conyugal se pregunta: ¿Dónde está aquella pasión que vivía la pareja en su luna de miel? ¿Acaso apareció el monstruo de la rutina y acabó con el deseo? De ser así, ¿qué hacer para que se encienda la llama de la sensualidad como cuando se casaron?

Hay muchos matrimonios que se van deteriorando con el tiempo: la cotidianidad poco creativa los ha llevado al tedio, y la relaciones íntimas se ha vuelto esporádicas o incluso ha desaparecido. La pareja debe sortear los pocos o muchos obstáculos que se le presenten, y ambos los deben hacer juntos; ahora bien, si esto no ocurre -o si ocurre en distinta proporción-, es importante que la mujer tome la iniciativa para que todo vuelva a ser como antes.

El tedio, la monotonía, el "todos los días lo mismo" llega a consumir una vida que antes era plena y sexualmente activa. Cuando una pareja decide casarse es porque comparten los mismos objetivos: Se casaron porque planearon vivir juntos para siempre. De pronto ya no se ve igual uno al otro, se olvidan las metas, comienza el distanciemiento entre los dos, y cada uno inicia un camino diferente.

Cada pareja es diferente, pero en todas, la rutina si no mata el amor, sí lo adormece.

Tanto hombres como mujeres son educados con la creencia de que lo fundamental de la existencia es casarse, y, por supuesto, la boda, los invitados, las flores, el salón, la comida; le dan importancia a esto y no al significado del matrimonio en sí. Partiendo de esta base, el matrimonio es la verdadera historia de una pareja, nadie se casa y vive feliz para siempre. Surgirán problemas, tan sólo porque ambos han sido educados de una manera distinta, son sexos diferentes, tienen otras costumbres: la pareja tendrá que adaptarse poco a poco.

Las soluciones no se dan por sí solas. Como la pareja cree que al casarse ya cumplió su objetivo de vida, el desinterés surge casi desde que empieza la unión. Ciertamente el matrimonio es cosa de dos, pero la mujer debe esforzarse por mantenerlo vivo, todo con base en una comunicación constante y abierta con su pareja; esto hará que su marido también se esfuerce en ello, incluyendo las relaciones íntimas. Además, la mujer debe arreglarse a diario y evitar que él la vea con mascarilla o en bata. No quiero decir que la mujer deba arreglase como para una fiesta todo el tiempo, pero sí lo puede sorprender si un día lo recibe elegantemente vestida y con una cena romántica en casa. Actitudes como ésta lo tendrán interesado y él sabrá que su matrimonio le importa, pero sobre todo que él le interesa como hombre, como amante y poco a poco irá reaccionando de igual modo y a comportarse tan apasionado y tierno como al principio de la relación.

A pesar de haber tenido hijos, de que el cuerpo haya sufrido cambios, no hay que olvidar que la sensualidad está ahí, nada quita las ganas de hacer el amor con el esposo. En la medida que las mujeres se sientan sensuales y quieran vivir la sensualidad van a poder hacerlo.

La sensualidad está en manos del sexo femenino: es un arma que hemos poseído por siempre, no hay razón para no usarla con la pareja, con el hombre que se ha elegido para compartir el resto de la vida.Tengamos en mente que debemos darnos suficiente tiempo para conversar; para compartir hasta aquello que pudiera parecer una nimiedad, el tiempo para salir y disfrutarnos y, por supuesto, para estar juntos.

Entonces, te propongo que utilices tu imaginación para seducirlo, deja los temores de lado, recuerda que en cuestión de romanticismos, los hombres son pocos creativos: para eso estamos nosotras.

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