¿Miedo a envejecer?

Tarde o temprano el tiempo nos alcanza a todos. La idea del paso de los años irremediablemente nos llena de preocupación e infinidad de sentimientos que nos quita el sueño. ¿Quién no quisiera permanecer por siempre joven?
En biología, el envejecimiento se define como el conjunto de modificaciones inevitables e irreversibles que se producen en un organismo con el paso del tiempo y que finalmente conducen a la muerte. Sin embargo, estas modificaciones no actúan solas sino que van acompañadas de aspectos culturales y psicológicos.
Hoy, los científicos buscan nuevas formas de modificar los cambios que vienen con el paso del tiempo, como la creación de ciertas técnicas para evitar la pérdida de memoria a corto plazo o el perfeccionamiento de los medios que permiten aliviar los problemas visuales y auditivos que experimentan algunos ancianos.
Pero el temor que nos causa la vejez es porque se nos presenta como algo desconocido, una etapa que nos acerca a la muerte, la cual no sabemos cómo nos va a llegar. Antes la vejez era a los 50 años, ahora es a los 80 ó 90 años cuando el organismo está deteriorado. Entonces nos da miedo depender de otros, sufrir y ser abandonados.
Aunque esta continua carrera por mantener la juventud afecta tanto a hombres como a mujeres, somos nosotras quienes más lo sufrimos. Esto porque la misma naturaleza te descarta con el paso de los años. Siendo joven, la mujer es valorada por su atractivo físico y por su capacidad de reproducción: "después ya nada es igual". Y aunque se desempeñe en otros campos, inevitablemente le perjudica, se siente "fuera de la jugada". Sobre todo si su compañero, su pareja, decide en ese momento sentirse rejuvenecido y la sustituye por alguien con menos años. Además, si toda su existencia la dedicó al cuidado de otros, como su esposo, sus hijos, y no desarrolló sus propios proyectos, para ella representará el final de su vida cuando la dinámica familiar cambie por circunstancias tan diversas como un divorcio, la viudez o la separación de los hijos.
Todo es cuestión de actitud. De hecho, hay infinidad de jóvenes que actúan como viejos, quejándose y sufriendo por todo, sin encontrarle un sentido a su existencia, con un enorme vacío interior que pretenden llenar con placeres efímeros cuyo fin es la muerte. En cambio, hay personas que con arrugas, canas y malestares físicos disfrutan como si fueran jóvenes que les queda por vivir. Porque es con la actitud que reflejamos nuestra verdadera edad y es en el corazón donde llevamos precisamente los años que realmente deseamos tener.
Hoy en día no existe una cultura en favor de los ancianos. Ésa es precisamente nuestra labor como padres y/o docentes: enseñar a los niños y jóvenes a respetar, amar y cuidar a las personas mayores.
Aquí les sugiero unos tic que leí en una revista y que puede ayudarnos a prepararnos en esta etapa:
- Aceptarnos, valorarnos y amarnos a nosotros mismo en cada etapa de la vida. Descubrir que en cada una de ellas se puede aprender y crecer para dar y darse a los demás.
- Crear lazos de amistad con otras personas de la misma edad, e incluso de otras edades, ya que esto ayuda a intercambiar maneras de pensar y a "estar al día".
- Llevar a cabo nuestros propio proyectos tanto en lo personal como en lo profesional.
- Disfrutar plenamente de los logros y los triunfos.
- Hacer lo que más nos gusta.
- Vivir cada día intensamente, como si fuera el último de nuestra vida sin importar la edad.
2 comentarios
Erika ALVARADO santillan -
Prado Diaz Jackeline -
a veces los padres cuando un hijo le habla responden con un "no tengo tiempo" " mañana hablamos" etc