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La sexualidad

La sexualidad

Es común en los y las adolescentes confundir sexo con sexualidad. Es tarea de padres y maestros aclarar estas dudas que calan en la mente de nuestros adolescentes.

Sexo se refiere a la diferencia de género: hombre y mujer. Aunque regularmente se le atribuye ese nombre a la actividad que tiene que ver con la obtención del placer sexual.

La sexualidad es el conjunto de condiciones anatómicas, fisiológicas y psicológicas-afectivas que caracterizan cada sexo.

La sexualidad en la adolescencia, como en otras etapas de la vida, tienen múltiples expresiones, por ejemplo, los vínculos que establece la o el adolescente con personas del género opuesto, en su primer enamoramiento, en los temores o dudas ante una relación sexual. También se evidencian en las expectativas y emociones que produce la primera menstruación o eyaculación, o en la emoción del primer beso.

Es importante que reconozcamos que cada manifestación de la sexualidad expresa la interacción entre las tres dimensiones de la sexualidad:

  • Dimensión biológica-reproductiva

Comprende los aspectos de anatomía y fisiológica que permiten la expresión de la sexualidad humana. Son parte de esta dimensión la reproducción, la respuesta sexual, la fertilización, la gestación, el parto, entre otros.

  • Dimensión socioafectiva

Implica los vínculos afectivos, sentimientos y emociones que se establecen en las interacciones entre las personas, así como los comportamientos, las creencias, los códigos culturales, las representaciones y las prácticas sociales que marcan la convivencia.

  • Dimensión ética y moral

Comprende la reflexión sobre los valores y las normas que sustentan la relación que se establece con los demás: el enoamoramiento, aceptación, valoración del otro y desarrollo del juicio que orienta el comportamiento en dirección beneficiosa, para sí mismos y los demás.

Una vez aclarada las dudas, hay que estar preparados, padres y maestros, para acompañar estos procesos de cambio, abriendo espacios para tratar los temas que corresponden a las necesidades e intereses de las y los adolescentes. Hablar con fundamento, sin temor ni prejuicios nos posibilitará una buena orientación y un factor protector que permitirá a las y los adolescentes vivir una sexualidad plena, placentera y responsable, así como asumir comportamientos frente a situaciones de riesgo.

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