Travesuras de la niña mala
“Ricardo pasa del pantalón corto al largo en el verano del 50. Cuidado por su tía Alberta tras la muerte de sus padres, se enamora locamente de la joven Lily, a quien conoce en el barrio limeño de de Miraflores. Ella le da largas, mientras el misterio crece: nadie conoce a sus padres y el lugar donde vive no cuadra con sus aires aristocráticos. A partir de ese momento, la vida de Ricardo estará marcada por las apariciones y desapariciones de la “niña mala”. Primero será en París: allí se la encuentra entre un grupo de jóvenes latinoamericanos que van a viajar becados a Cuba para entrenarse en las filas revolucionarias. Ahora se llama Arlette y Ricardo se da cuenta enseguida de que su militancia no es más que un engaño, una excusa para salir del Perú y ver mundo. Mientras Ricardo comienza a ganarse la vida como traductor para la UNESCO, de Cuba llegan noticias de que Arlette se ha hecho amante de uno de los líderes de la Revolución cubana. Pero cuando se la encuentra otra vez en París se ha convertido ya en madame Arnoux, esposa de un diplomático francés. En cada encuentro, Ricardo vive con ella aventuras a escondidas y le propone una y otra vez matrimonio. Pero la “niña mala” lo tiene claro: “Sólo me quedaría para siempre con un hombre que fuera muy, muy rico y poderoso”, mientras achaca a Ricardo su falta de ambición. Es el “niño bueno” que sólo puede tenerse por amigo. Pronto abandonará al diplomático francés llevándose todo su dinero y desaparecerá de la vista de Ricardo hasta que, por una casualidad, se la vuelve a encontrar en Inglaterra, convertida en flamante esposa (esta vez se hace pasar por mexicana) de Mr. Richardson, un sesentón enamorado de los caballos. Vuelven los encuentros esporádicos de los dos peruanos: aunque Ricardo se siente “un imbécil reincidente por seguir enamorado de una loca, de una aventurera”, de una mujer sin escrúpulos, cae otra vez en sus redes sin remedio”.
ALFAGUARA
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Yanela Leon Gaspar -